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miércoles, 9 de mayo de 2012

caput mundi

ultimamente no tengo tiempo para nada, ni siquiera para comentar nada aqui. pero no puedo dejar constancia en este blog un magnífico artículo de john carlin en el país sobre una ciudad que me apasiona: londres. como recordareis, estuve en londres (¡por primera vez!) el otoño pasado y me encantó (por nuestra mente se nos pasó mudarnos a allí...). como john carlin escribe mucho mejor que yo y, además, incluye entrevista con boris johnson, os copio el artículo tal y como está (sin nisiquiera cambiar las mayusculas a minusculas)

Londres, capital del mundo

Cosmopolita, rica y abierta a cualquiera que quiera convertirla en su casa, de ella se dice que es otro país dentro del Reino Unido

No se enseña en los colegios, y muy pocos adultos ingleses lo saben, pero la fecha 122 después de Cristo es de vital importancia en la historia de Londres y especialmente relevante hoy. Hace exactamente 1890 años, un romano de familia española, el emperador Adriano, determinó que Londinium fuese la capital de Britannia, y para festejarlo anunció que él mismo viajaría a la ciudad, lo cual provocó un revuelo en la población mucho mayor, según cuentan los historiadores, que el que se está viviendo ahora, en vísperas de los Juegos Olímpicos.
Sí, es verdad, los medios británicos no dejan de recordar cuántos días quedan para la ceremonia olímpica inaugural. Londres, como una duquesa maquillándose para la boda de su hija, se está esforzando para ponerse guapa, no solo erigiendo estadios y otros monumentos para los deportistas y espectadores que llegarán de todo el mundo, sino reformando sus plazas, construyendo rascacielos y gigantescos centros comerciales, mejorando y expandiendo el metro, preparando un rico y cosmopolita cóctel de eventos culturales.
Pero una cosa es que venga Usain Bolt, otra, que el invitado sea el dios viviente. La noticia de la llegada de Adriano fue recibida por los 45.000 habitantes de la antigua ciudad como un trueno, ocasionando euforia y ansiedad en igual medida, y una fiebre de construcción: nuevos templos, calles, puentes, baños y, ante todo, anfiteatros para los sangrientos espectáculos (gladiadores que cumplían el papel de los atletas de hoy) con los que habría que deleitar a la divinidad hispana. La visita de Adriano, al que se le hizo una estatua conmemorativa de bronce (cuyo busto fue encontrado en el fondo del río Támesis en 1834), convirtió Londres durante su estancia en el centro y foco del mundo.
Hoy, Londres es el centro del mundo todos los días del año. Esa, al menos, es la opinión de su actual emperador. Bueno, en realidad, Boris Johnson ostenta el título más humilde de “alcalde”. Pero atributos imperiales no le faltan. La ciudad sobre la que Johnson, de 48 años, ejerce liderazgo tiene el doble de ciudadanos (ocho millones) que la totalidad del imperio romano en tiempos de Adriano (“ciudadanos”, no habitantes, que quede claro) y provienen de todos los rincones de la tierra, ya que se comunican entre sí en más de 300 idiomas. Johnson habla cuatro de ellos. O, más bien, tres. El alemán, el italiano y el francés. El cuarto idioma es posible que él sea el único londinense que lo domine, pero es el que más motivo nos da para atribuirle el papel de un imperator contemporáneo. Johnson habla latín. Sí, no solo lo lee (como también lee el griego antiguo) y lo escribe, sino que lo habla. Hace cuatro años, con motivo de una exhibición en el Museo Británico para celebrar, precisamente, el legado del emperador Adriano dio un discurso en latín, escrito por su propia mano, lleno –después se supo– de humor.

Entrevisté a Johnson (en inglés) en Trafalgar Square, corazón geográfico de Londres, símbolo histórico de otro imperio caído, el británico. El nombre de la plaza (tan español como Adriano) celebra un solemne episodio patrio, la victoria naval, de 1805, sobre Napoleón que evitó que los ingleses tuvieran que aprender a hablar francés por segunda vez en su historia. (La primera fue en 1066, y ahí los siempre difíciles vecinos del sur sí ganaron la guerra, convirtiendo el francés en el idioma oficial de la Corte inglesa durante 300 años). Pero hoy, lo que define a Trafalgar Square ya no es, como en tiempos victorianos, un cerrado y autosatisfecho nacionalismo, sino una exuberante promiscuidad cultural. No solo porque una hora sentado a los pies de uno de los cuatro leones de bronce que escoltan la torre del Almirante basta para oír prácticamente todas las lenguas del mundo (salvo, quizá, el latín), sino porque es aquí donde cada año celebran sus fiestas de independencia los ciudadanos de la India, Paquistán, Nigeria, Canadá, Australia, Irlanda y otros países que en su día vivieron bajo el yugo imperial británico.
China también tuvo sus conflictos históricos con Reino Unido, pero Trafalgar Square fue donde este año se celebraron los festejos londinenses del año nuevo chino, con Johnson y el embajador chino como invitados especiales. Durante un breve y divertido discurso justo antes de mi entrevista con él, Johnson dijo que su ciudad haría lo posible para estar a la altura de los Juegos Olímpicos de Pekín, aunque reconoció que su país ya no podía competir con el gran tigre asiático a nivel económico. “Lo que gastó China en fuegos artificiales en 2008”, declaró Johnson, provocando risas entre la multitud, “supera la totalidad del presupuesto militar británico anual”.
“Boris” –así lo conocen los ingleses, por su primer nombre, como si fuera un cantante popular o un futbolista brasileño– es como su ciudad. Está seguro de sí mismo; no tiene complejos. Un político común y corriente no hubiera osado reírse tan descaradamente de su país. Ni tampoco se jactaría quizá de haber tenido un bisabuelo turco que fue ejecutado por sus creencias políticas. Pero Johnson no es ni común ni corriente. Presente tanto en las páginas de los diarios serios ingleses como en las revistas del corazón, compite con cualquier famoso, cualquier estrella, cualquier celebridad, en cuanto al interés popular que despierta en las multitudes, la fascinación que ejerce sobre los hombres y las mujeres, pero especialmente en las mujeres. El líder de su partido y actual primer ministro, David Cameron, siempre le está mirando por el retrovisor, sabiendo muy bien que el día que presente su candidatura por el liderazgo conservador lo va a tener complicado. Johnson es un bicho raro en esta era de líderes sosos y previsibles: un político carismático, un personaje jocoso y brillante, erudito y populista a la vez, cuyo principal defecto –o, mejor dicho, cuyo mayor obstáculo a superar, si va a llegar a ser un día primer ministro– es una perversa tendencia a decir exactamente lo que piensa.

Johnson se ríe de sí mismo y de su país, pero de Londres, no. Johnson nunca, jamás, es solemne, pero Londres es cosa seria. Es, entre otras cosas, como también señaló en su discurso (de 2 minutos y 45 segundos de duración), la ciudad fuera de China que más estudiantes chinos tiene. Londres –no hay más que caminar una manzana por la ciudad para comprobarlo– es un imán para el mundo. Y fue a propósito de esta idea que comencé nuestra entrevista con la siguiente pregunta. Para ponerle a prueba, o quizá en un triste intento de demostrarle que yo también tenía mi pequeña cuota de erudición, le dije: “Como escribió hará unos 40 años Jorge Luis Borges…”. Y ahí, de inmediato, me interrumpió. Con una cita de un cuento del escritor argentino. “El cielo tenía el color rosado”, pronunció Johnson con una gran sonrisa, saboreando cada palabra, “de la encía de los leopardos”. (Eso sí, la cita fue en inglés.) OK, me rindo, Mr. Johnson, le dije, pero no, esa no era la cita que tenía en mente. A lo que me refería fue a algo que dijo Borges alrededor de 1970, “que Nueva York era en aquel momento lo que Roma había sido en su tiempo, la capital del mundo”. ¿Londres lo es ahora?
“Sí”, respondió de inmediato Johnson, cuyo abundante pelo tiene el color de un león albino. “Sí. Considero que Londres sí es la caput mundi. Vea esta multitud aquí en la plaza. Hay más comunidades de más países hoy en Londres que incluso en Nueva York. En los Juegos Olímpicos participarán más de cincuenta naciones que cuentan con comunidades de más de 50.000 personas en Londres. Se hablan 304 idiomas, el 36% de la población ha nacido en el extranjero, y aquí, precisamente, reside la fuerza de la ciudad. Si uno agrega el peso global de Londres en el mundo de las finanzas; en las artes, los museos, el teatro, la música; la calidad de nuestra televisión y la innovación que demostramos en las nuevas tecnologías; la variedad y calidad de los restaurantes; el dinamismo en la arquitectura… si uno lo suma todo, no creo que sea ninguna exageración decir que esta es la capital del mundo”.
La noción es más debatible que en otras épocas, evidentemente. No estamos hablando de poder político, como habríamos hecho en tiempos del Imperio Romano, o en el siglo XVI respecto a España, o en el XIX con Gran Bretaña, o incluso, durante buena parte del XX con Estados Unidos. Como me aclaró Johnson en la entrevista, la definición de caput mundi se debe centrar hoy más en el terreno cultural, en el sentido más amplio de la palabra. Y también en cuanto a la capacidad de atraer dinero. Lo que argumenta Johnson es que Londres es una ciudad grande, rica, cosmopolita y abierta, donde todo el mundo, venga de donde venga, se siente cómodo; donde sin importar el continente del que se provenga o el color de la piel o la religión, uno se siente en su casa, tranquilo, aceptado como uno más en la calle, en el bar o en el lugar de trabajo.

Me propuse investigar y poner a prueba las grandiosas pretensiones del alcalde Johnson y ver hasta qué punto su aproximación a una definición del término “capital del mundo” podría servir para describir a Londres. Fue cuestión de caminar mucho, de mirar, comer y hablar, tanto con los nativos como con ese 34% de sus habitantes nacidos en otro país. Y de leer, por ejemplo, un libro que ha escrito Johnson sobre la historia de Londres, y un informe que acaba de salir en el que se concluye que Londres es la ciudad preferida de los ricos del mundo. Basado en encuestas con individuos que disponen de más de 25 millones de dólares para invertir, el Wealth Report (Informe de la Riqueza), Londres quedó primera en cuanto a calidad de vida, actividad económica, influencia global, por encima (en este orden) de Nueva York, Hong Kong, París y Singapur. Preguntados qué es lo que definía a una ciudad global, los factores que los encuestados resaltaron fueron la seguridad personal, la estabilidad social, el nivel educativo y lo abierta que es la economía.
Bien. Londres es una ciudad de oportunidad y sosiego para los ricos. Megamillonarios árabes, oligarcas rusos y banqueros varios tienen sus hogares aquí. ¿Pero también es un lugar de oportunidad y sosiego para gente de ingresos normales? Muchos de los miles de españoles que tienen su hogar en la ciudad dirían que sí. Entre ellos, Rafa Pavón, de 32 años, que tiene su propia empresa, Watergun, una productora de películas y vídeos, en Londres.
Él y sus socios la montaron con la ayuda práctica y entusiasta de la Embajada británica en Madrid y una agencia del Gobierno que se llama United Kingdom Trade and Investment (UKTI), la primera y decisiva señal que tuvo Pavón de lo receptiva al mundo que resultaría ser su nueva ciudad. Pavón, que consiguió una maestría en comunicación y diseño en Londres tras una travesía frustrante por el sistema educativo superior madrileño, es un buen ejemplo de la fuga de talentos que sufre España hoy en día. Watergun está en pleno crecimiento creativo y económico, con una buena lista de clientes, y a principios de año ganaron un premio prestigioso, contra fuertes y reputados rivales ingleses, por un vídeo musical. “Nos presentamos al premio sin la más mínima expectativa de nada, y lo impresionante –no lo entiendo– fue no solo que ganamos, sino que lo hicimos sin conocer a nadie y sin que nadie nos conociera”, explica Pavón. “Es lo opuesto al amiguismo. Es el fair play; el respeto al proceso creativo, incluso, a la excentricidad, venga de donde venga. Libera muchísimo. Puedes hacer cosas en Londres que en otros sitios ni te planteas”.

¿Comparado con España?“España es para España; Londres es para todos lados. Mueves un dedo aquí y el feedback es mucho mayor. Si haces un esfuerzo, hacerlo en Londres lo optimiza todo”, Pavón sabe distinguir entre Londres y el resto de Reino Unido, que es otra cosa. Londres (productividad: 30% por encima de la media británica; ingresos medios de sus habitantes: casi el doble que el resto del país) es como un gran palacio resplandeciente en la cima de una montaña en cuyas laderas la gente sufre los estragos de la crisis económica que aflige a España y a buena parte del mundo occidental.
En marzo, la Unión Europea identificó a Londres como la ciudad más rica de la eurozona, con diferencia. En un artículo reciente titulado Planet London, la revista The Spectator contó que “la mayoría” de los niños que cursan primaria en la ciudad hablan un idioma en casa que no es el inglés. “En cuanto a los jardines infantiles de la ciudad”, agregó la revista, “se han convertido en una especie de Naciones Unidas para pequeñajos”. Londres es como una república independiente, privilegiada, en la que no es necesario haber nacido para ser considerado un ciudadano pleno –como tampoco fue necesario haber nacido en Roma en tiempos de Adriano para ser romano.
Titi Banjoko es dentista y nigeriana. Su primera experiencia en el Reino Unido, hace casi 30 años, no fue buena. Aterrizó en Glasgow y descubrió que los pacientes no querían que les atendiera debido al color de su piel. Tuvo que elegir, me contó, entre sentirse víctima o compadecer a los racistas. Los compadeció. Vive en Londres desde 1989. Hoy encabeza un equipo de sanidad gubernamental que se encargará de atender las necesidades de los visitantes extranjeros durante los Juegos Olímpicos. “Viajo mucho por Europa –por Alemania, Holanda, Suiza– y veo que allá los africanos no estamos integrados en la sociedad como aquí”, dice Bajoko. “Se nos hace sentir como alienígenas. Aquí me siento parte de la sociedad, mi voz se escucha, no hay que pasarse la vida golpeando un muro como en otros países europeos. Puedo aspirar a ser lo que yo quiera”.
Banjoko se lo explica en parte en función del temperamento inglés, del fair play del que habla Pavón, de la tendencia a vivir y dejar vivir y de juzgar a la gente por sus méritos, pero también lo ve en términos más prácticos. “Hay distritos electorales en Londres donde el 60% de la población nació en el extranjero, con lo cual, los candidatos han tenido que conocer y respetar otras culturas. No les queda otra que tenerte en cuenta”. Un ejemplo lo da Ken Livingstone, el rival laborista de Boris Johnson en las elecciones para alcalde que se celebrarán este verano en Londres. En sus discursos, últimamente, Livingstone no deja de proclamar su simpatía por el islam.
Johnson se inclina más por acentuar los elementos que unen a los habitantes de la ciudad. “Es increíblemente amplia la definición de un londinense”, resalta. “Londres acultura a la gente; absorben la ética general, la forma de pensar y ser. Se convierten en londinenses y también en británicos en cosas pequeñas, pero importantes. Como la tendencia –falsa– a despreciarse a sí mismos, a pasar vergüenza (lo que define a los británicos, como es bien sabido), la ironía, el comportamiento en el metro…”.
Pero tampoco parece haber mayores problemas si los que vienen de fuera recrean sus mundos en las calles de Londres. Edgware Road, por ejemplo, una calle céntrica que desemboca en Oxford Street, podría pertenecer a un barrio de Bagdad o de Damasco. La mitad de los locales exhiben sus nombres en árabe, a veces con traducciones, como Al Baraka Supermarket, Al Razi Pharmacy. De repente aparece un pub, The Green Man, pero los que predominan son los Al Mustafa, los Abu Saad o el Banco Islámico de Bahrain. La mitad de las mujeres llevan pañuelos en la cabeza, varias de ellas, burkas; la otra mitad lleva minifaldas o pantalones ajustados. Nadie se inmuta; nadie, ni siquiera, se da cuenta.

Tampoco llama la atención la extraordinaria variedad de cocina internacional en los restaurantes de la ciudad. Patrick Wilkinson, un bloguero culinario que se autodefine como un “fanático amateur de la comida”, hizo un repaso a la lista de países de Naciones Unidas y constató que prácticamente todos tenían su representación gastronómica en Londres. “No solo tienes restaurantes de Jamaica, sino también de Trinidad y Tobago; no solo de Etiopía y de Ghana, sino del Congo y de Angola”, explicó Wilkinson. “Empiezan como lugares destinados a la población inmigrante de esos países, pero los londinenses son muy curiosos, y pronto ocurre que todo el mundo acude a probar una cena angoleña”. Wilkinson dijo que se han puesto muy de moda unas baguettes vietnamitas, hechas con harina de arroz y con relleno de pescado ahumado o panceta. “También tenemos el bocadillo de chorizo español, que se ha convertido en un alimento tan básico como los fish and chips”, dijo Wilkinson. “Lo encuentras en todos los rincones de la ciudad”.
La pasión por el chorizo, un ingrediente habitual en las comidas hechas en las casas inglesas y de venta hoy en casi todos los supermercados, comenzó hace unos 10 años. Se inició a través de una empresa de ventas de comida española al por mayor que se ha transformado desde 2004 en una cadena de tapas, Casa Brindisa, que hoy cuenta con tres restaurantes, con dos más a punto de estrenarse. Lo empezó una inglesa hispanófila llamada Monika Lipton en 1988 y hoy está en pleno auge.
El almacén de la empresa en el sur de Londres –una cueva de tesoros ibéricos llena de jamones, aceites, anchoas, alubias, quesos de los más variados, incluso calçots cuando están en temporada– está multiplicando por dos el tamaño de su superficie, tal es la demanda. En cuanto a las tapas, “nuestro primer restaurante tuvo un éxito extraordinario desde el primer día”, recuerda Lipton, que lo atribuye al “dinamismo y a la enorme energía” de sus cocineros y camareros, el 70% de los cuales son españoles, y el ambiente relajado y placentero que ellos crean. “¡Es que, ya sabes, los españoles son gente tannnn simpática!”.
Lipton hace eco de algo que me ya me había dicho Rafa Pavón cuando afirmó: “El tópico de que la comida en Londres es mala es pura mierda. Si sabes lo que haces es muy difícil cometer un error en Londres hoy en día. Y no me refiero solo a los restaurantes, sino a los mercados, con una variedad y calidad de comida increíble, que han abierto en los últimos años en los lugares más inesperados”.
Como Borough Market, pegado a London Bridge (el primer puente de la ciudad, construido en su versión original por los romanos), en el lado sur del Támesis, que hasta hace muy poco fue una parte de Londres no solo desaprovechada, sino casi abandonada, como lo fue en su día, antes de los juegos olímpicos de 1992, la zona marítima de Barcelona. Hoy se ha vuelto una de las zonas más vibrantes de la ciudad.

Borough Market (la calidad del café y los quesos y el chocolate que venden ahí es de primer nivel mundial) es donde está ubicado el primero de los restaurantes Brindisa. Ahí comí con Rubén Maza y Joel Placeres. Ambos empezaron como camareros hace seis años, y hoy, Maza es el gerente de los tres Casa Brindisa; Placeres, del de Borough Market. Maza es cordobés; Placeres, uruguayo. Entre croquetas de jamón con perejil (calidad bien por encima de la media española), gambas al ajillo y chuleta de cordero, Maza me cuenta que desde su llegada ha notado que la gente tiene mucho más conocimiento de la gastronomía española, al punto de que distinguen entre jamones de Salamanca y Huelva, o de Guijuelo, y que ya no solo piden vinos de Rioja o albariños, sino también verdejos y vinos de Montsant. El problema que tiene Maza con Londres es la falta de luz. Por lo demás, está encantado. Llegó sin hablar inglés, pero ha triunfado. En otro contexto que Rafa Pavón, opina lo mismo que él. “No tienes que tener un pariente con buenos contactos para avanzar. Si das lo mejor de ti, el esfuerzo se recompensa, no importa de dónde seas”.
Joel Placeres, que vivió en Barcelona antes de llegar a Londres, piensa igual. “Soy uruguayo, pero me siento absolutamente londinense. Es muy difícil sentirte extranjero en Londres. Londres absorbe a todos y coge de todas las culturas”, sonríe. “¡Sin excluir el dulce de leche!”.
A un costado de Borough Market se erige la medieval Southwark Cathedral, donde ha habido una iglesia desde al año 606, y cruzando la calle está en construcción The Shard (la astilla de cristal), del arquitecto italiano Renzo Piano, que cuando esté acabado será, con 310 metros, el edificio más alto de Europa. Caminando por la orilla sur del río en dirección oeste, hacia el Parlamento de Westminster y el Big Ben, uno pasa el Millennium Bridge, construido hace 12 años por el arquitecto Norman Foster, que une la catedral de Saint Paul, construida por el no menos célebre Christoper Wren en el siglo XVII, con el museo de arte contemporáneo Tate Modern, un colosal éxito turístico (la entrada es gratis, como en todos los grandes museos londinenses) desde su apertura en el año 2000. Mirando hacia el norte, detrás de Saint Paul, está la City, el centro financiero más importante del mundo, con la debatible excepción de Nueva York. Es desde esta milla cuadrada, como también es conocido el barrio financiero, que fluye la riqueza de la ciudad, el dinero para levantar los deslumbrantes edificios nuevos que han surgido en la última década y los seis más de la zona que actualmente están en construcción.
La dependencia económica de Londres de la City explica por qué la ciudad sufrió un visible bajón cuando la crisis pegó en 2008, reflejado no solo en los despidos en los propios bancos, sino también en los restaurantes y las tiendas que cerraron en el centro de la ciudad, o en la bajada en los precios de las casas. Pero la recuperación ha sido rápida (el valor del suelo ha vuelto a subir) debido precisamente al hecho de que la City depende no de la economía británica o de la europea, sino de la global. O sea, China va bien, o Corea va bien, o Brasil va bien, y el impacto se siente de manera positiva en Londres. Lord Renwick, ex embajador británico en Washington y actualmente vicepresidente del banco JP Morgan en Londres, se sumó a la idea que el Reino Unido consistía, en sus palabras, en “dos países, Londres y el resto”. El volumen de transacciones en la City deja en la sombra a las que se efectúan en la totalidad del resto de Europa; las 50 compañías de minería más grandes del mundo (salvo las rusas) tienen sus sedes en Londres; la mitad de las casas de seguros de barcos están en Londres, y la mitad de las mergers and acquisitions (fusiones y adquisiciones) mundiales se llevan a cabo aquí. Todo esto genera puestos de trabajo en una larga cadena que se extiende desde los bancos hasta los abogados, los médicos, las tiendas de ropa, las productoras de vídeos musicales, los camareros y todos los que se nutren de la economía londinense.

“La tradición, la experiencia, el talento humano que es bienvenido de todas partes y un sistema legal en el que todo el mundo confía son las bases del éxito de la City”, explicó Lord Renwick. “También está el idioma, la posición geográfica de Londres, a mitad de camino entre Asia y América, y encima, la ciudad ofrece calidad óptima en cuanto a educación, deporte, arte, teatro. Es un cóctel difícil de superar”.
Siguiendo el camino en dirección oeste por el lado sur del Támesis llegué, tras pasar infinidad de cafés y restaurantes, al National Theatre, el teatro de donde fluyen las obras de más prestigio y éxito taquillero del mundo de habla inglesa, sin excluir a Broadway, en Nueva York, cuya dependencia de la creatividad londinense crece cada año. “No sería ninguna exageración afirmar”, me dijo el director del National Theatre, Nicholas Hytner, “que Londres es al teatro –en inglés, al menos– lo que Hollywood es al cine”. ¿Cómo impacta la cosmópolis londinense en la invención artística? Hytner –un gran director de Shakespeare, de ópera e, incluso, de cine– responde que la simbiosis es total, que la vitalidad, tanto en el teatro como en la música, las artes plásticas y las exhibiciones en los grandes museos (que atraen larguísimas colas todas las mañanas, mucho antes de abrir), son fruto de un fenómeno muy londinense que se ve en la amplia gama de sus habitantes: la convivencia feliz entre la erudición más refinada y la cultura más popular.
“Las personas que dirigen las instituciones culturales más importantes forman parte de una tradición que se remonta a tiempos de Shakespeare, cuyo público eran las grandes masas y que vivía del éxito comercial de sus obras”, dijo Hytner. “Mire el caso de Neil McGregor, el director del Museo Británico. Es un académico estelar y, al mismo tiempo, empresario de circo. Ha logrado imbuir un gran sex appeal a su vasta colección de antiguas piezas, ha convertido el museo en una rama del show business. Y es un gran vendedor también, que es lo que todos pretendemos ser. Ha convencido al mundo de que el Museo Británico es un museo global para una audiencia global”.
Como consecuencia, dice Hytner, las exhibiciones en los museos y las obras de teatro gozan de una amplísima clientela. “En Francia, país donde se venera mucho más a los intelectuales que en Reino Unido, es mucho más limitado el público que va al teatro. Le tout Paris consiste en 10.000 personas; le tout Londres, en ocho millones”.
Por el idioma, por el hecho de que la ciudad carece del dinamismo londinense (es un hermoso museo), porque es más cerrada a todo lo que es de afuera, París no compite con Londres para el título de capital del mundo. Nueva York – por los mismos motivos, pero a la inversa–, sí lo hace. Escribí a un amigo, un estadounidense que ha vivido en ambas ciudades y que ha viajado mucho, para que me ayudara a resolver el debate. No quiso que se publicara su nombre (quizá por temor a ser linchado en Nueva York), pero esto es lo que me contestó por correo electrónico. “Por más energía que tenga Nueva York, no deja de ser un poco demasiado provinciana, demasiado obvia, demasiado americana, demasiado comercial. Mucho dinero, poca sabiduría. Londres es más sutil y más profunda. Es infinitamente cambiante, sofisticada y cosmopolita y ofrece la más alta calidad en las cosas más importantes de la existencia. Londres vibra como la vida misma, y todo el mundo está ahí”.

Las palabras del enigmático estadounidense serían música para los oídos de Boris Johnson, que en su historia personal (no solo tienes antepasados turcos, sino rusos también) ejemplifica el gran popurrí londinense y es el retrato vivo de esa mezcla de erudición y populismo de la que habla Nicholas Hytner. Antes de despedirme de él en Trafalgar Square quise proponerle un reconocimiento tardío al país cuyas naves el almirante Nelson venció, junto a las de Napoleón, en aquella batalla decisiva en las costas de Cádiz de 1805. “Algunos dirían que llega un poco tarde la propuesta”, le dije, “pero quisiera darle la oportunidad de dar las gracias a España, de manera oficial, por haber producido un hijo que tuvo la visión, la sensatez y el buen gusto de determinar que Londres…”.
“¡Por supuesto!”, me interrumpió el alcalde. “¡Absolutamente! Ya era hora, sí, de que rindiéramos merecido tributo a Hispania Citerior (¿o fue quizá –no recuerdo bien– Hispania Ulterior?) por habernos dado a Adriano, el autor de todo esto, el que hizo que Londres fuera nuestra capital”.

OTRA PUESTA DE LARGO. Los 135 metros del London Eye o Millennium Wheel le convierten en símbolo y testigo de excepción de la vida que bulle en esta ciudad. nadie mira a nadie. En la página de la izquierda, ciudadanos de origen asiático pasean con el Big Ben al fondo. Mientras, en el taller Timothy Everest Limited se mantiene la quintaesencia de la sastrería británica con un estilo aclamado por su moderna actitud. A la derecha, el escaparate de otra sastrería, Taylor Shop, en Savile Row Street. Usted eliGe. Londres lo contempla todo. De izquierda a derecha, Brick Lane, el corazón de la comunidad bangladesí en la ciudad. El ‘pub’ Golden Heart; una sala de arte contemporáneo; la tienda James Lock, especializada en sombreros borsalinos; tumbonas en Green Park y viandantes paseando por Brick Lane. operación olímpica. Londres se vende sola, pero unos Juegos Olímpicos obligan a ponerse el mejor de los vestidos para la cita. A la izquierda, la torre Swiss Re, en el barrio financiero, obra de Norman Foster. A la derecha, el mítico Tower Bridge sobre el Támesis y el distintivo globo de cristal del City Hall, también de Foster. Abajo, la catedral de San Paul desde un moderno centro comercial. A todo sabor. La capital del Reino Unido conjuga historia y mezcla de culturas. A la izquierda, uno de sus típicos edificios con un negocio de impresión fotográfica en sus bajos. A la derecha, dos ejemplos que dan la razón a la afirmación de que en Londres se puede comer de todo y bien: el restaurante francés Les Trois Garçons y la tienda de quesos Paxton and Whitfield en Jermyn Street. Diseño y deporte. Un ciclista contempla el estadio O2 Arena, situado en la península de Greenwich, que, con capacidad para 20.000 personas, es uno de los más grandes de Europa.


miércoles, 18 de abril de 2012

bien educados, mejor

esperando que lleguen las elecciones francesas, me he encontrado con este artículo en el país y no he podido dejar de copiarlo. interesantisima reflexion sobre como una escuela demasiado moderna (y demasiado clásica, seamos justos) no ayudan ni al alumno ni al pais
texto de miguel mora


La 'egalité' suspende en la escuela

La noticia es del lunes: “El ministerio de Educación Nacional muestra su inquietud por el nivel de ortografía de los alumnos franceses”. Para entenderla bien, es preciso remontarse seis años atrás. En un mitin, el entonces candidato Nicolas Sarkozy trata de hacer un chiste y califica de “sádico o idiota” al tipo que decidió incluir en las oposiciones públicas preguntas sobre La Princesa de Cléves, novela mítica de madame de Lafayette publicada en 1678. La broma, considerada por unos como una metáfora de la vocación de ruptura del líder conservador, y por otros como la prueba de su desprecio por la culture, fue un asunto de Estado durante semanas. Unos meses después, más de la mitad de los franceses eligieron como presidente al “hombre que asesinó a la princesa”.

Cinco años más tarde, hoy, casi todos los especialistas e indicadores señalan que la Educación Nacional, vieja joya republicana planeada por el Consejo Nacional de la Resistencia como garante de la egalité, y factoría de citoyens cultos y comprometidos, está en una situación precaria y alarmante. Las reformas, retoques y recortes han sido constantes durante un quinquenio que se anunció agitado desde que, en septiembre de 2006, Sarkozy declaró en una universidad de verano de Marsella que había llegado la “hora de terminar con la herencia de Mayo del 68 en la escuela pública”, ya que, según explicó, “esa generación ha instalado en la política, la educación y la sociedad una inversión de los valores y un pensamiento único del que los jóvenes son hoy las víctimas”.

Para acabar con esa “ideología que dice a los jóvenes que tienen todos los derechos y todo se les debe”, Sarkozy ha utilizado diversas recetas, unas viejas y otras más modernas. Según Maurice Cukierman, profesor de Historia en el Liceo Descartes de Antenue, al sur de París, que es además representante de la federación sindical del departamento del Alto Sena, “Sarkozy empezó haciendo una política continuista, pero poco a poco ha ido imponiendo reformas que llevábamos décadas logrando frenar. Por ejemplo, ha adoptado nuevos criterios de evaluación para los profesores, incorporado nuevas herramientas y programas con contenidos más livianos, extendido un uso masivo de la tecnología que no conduce a controlarla realmente, y limitado la libertad pedagógica y la formación del profesorado. Todas han sido nefastas para la calidad de la enseñanza”.


Los padres de alumnos acaban de convocar una huelga de deberes
Además de eso, Sarkozy ha metido sin miedo la tijera. Aplicando la regla, muy recomendada por la OCDE y la UE, de sustituir a solo uno de cada dos funcionarios jubilados, ha cercenado unos 80.000 puestos de profesores netos. Según la web del ministerio, en el curso 2010-2011 había todavía 859.254 educadores en activo. “Una barbaridad”, según Sarkozy. Pero, según la OCDE, Francia figura hoy en la cola de los países ricos en el índice de profesores por alumno, con 6,1 profesores por cada 100 discípulos; y la cosa es peor si se mira solo a la primaria y las universidades (objeto de una gran reforma financiera): cinco por cada 100. Algunos acusan a Sarkozy de haber intentado asesinar a la enseñanza pública como hizo con la princesa para castigar a un profesorado demasiado de izquierdas y favorecer de paso el floreciente negocio de la educación privada. Otros celebran su valor al tratar de meter en vereda a un colectivo muy sindicalizado, y su acierto al descentralizar grandes partidas de gasto educativo hacia las regiones y ayuntamientos. Las consecuencias de esta cesión es el núcleo de un reciente informe del Tribunal de Cuentas, adelantado por Le Monde. Afirma que la educación nacional ha dejado de ser nacional porque el ministerio —que, según los magistrados, se niega a facilitar los datos—, invierte mucho más en las escuelas de París que en las de provincias y los suburbios, es decir donde más se necesita.

En 2010, el Estado gastó un 47% más en formar a un alumno del centro de París que a uno de las banlieues. Y un 51% más en enseñar a un parisiense que a uno de Niza. La conclusión es que el clasismo es la nueva solución estatal a la supuesta falta de fondos, y que “la egalité ha dejado de ser el principio que rige la escuela republicana”. La situación se parece a las que se viven en España, Italia o Chile, aunque el elemento católico pese menos en Francia. La corriente global de atacar desde arriba a la escuela pública, una de las bases del ideario neoliberal, tiene aquí sello propio, explica el presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos, Jean Jacques Hazan: “Somos la segunda potencia de la zona euro y la quinta del mundo y hemos reducido el gasto educativo en 15 años en un punto del PIB. Mientras en los países ricos la inversión aumentaba un 30%, nosotros la subimos un 5%, así que hemos perdido poder adquisitivo. Además de perder más del 10% del profesorado, se han reducido 150.000 plazas de parvularios y se ha favorecido todo lo posible al sistema privado”.


Hollande promete crear 60.000 nuevos empleos en las escuelas públicas
En todo caso, sigue habiendo diferencias: el gasto en educación de Francia alcanzó en 2010 el 5,5% del PIB, frente al 4,6% que le costó a España, según Eurostat. Eso no impide que el ambiente en los colegios sea tenso o peor que eso. Los padres de alumnos acaban de convocar una huelga de deberes para los alumnos de primaria, y su balance del mandato de Sarkozy es inmisericorde: “Ha sido catastrófico para la educación, seguramente el peor de la historia. Ha aplicado a la enseñanza su lema “trabajar más para ganar más”, una filosofía antipedagógica. Hoy basta un título de Física para dar clase de Física sin tener la más mínima noción de pedagogía o psicología. Tenemos profesores con master incapaces de trasmitir conocimientos”.
A lomos de la depresión y la ira, la enseñanza se ha convertido en un tema candente de la campaña. Especialmente porque el sector es uno de los viveros de votos más seguros para el socialista François Hollande, que ha prometido acabar con los recortes, consensuar las reformas y habilitar 60.000 nuevos puestos de trabajo en las escuelas. Quizá Sarkozy ha ganado su batalla en un terreno. Los profesores parecen hartos de ser profesores. A Maurice Cukierman, que da clase de Historia cerca de París, le toca jubilarse en julio, y está feliz: “Amo este trabajo, pero la degradación es tan grande que ha dejado de gustarme; ya no servimos para crear ciudadanos libres y responsables. La ola reaccionaria ha llegado y solo creamos gente sumisa que será mano de obra barata en el futuro”.

lunes, 30 de enero de 2012

las web más vistas en españa 2011

undernews
google sigue siendo el rey de reyes: su .es y su .com ocupan el podio y facebook se cuela por el medio. pero quizás facebook y youtube se estén usando como buscadores de personas o grupos (no noticias). yahoo pierde posiciones pero se mantiene en un, en mi opinión, honroso 7º puesto

muy interesante es que blogspot este en 6ª posición y wordpress en la 14ª: eso quiere decir que los blogs siguen aumentando y que cada vez más gente tiene algo que decir y lo dice. igual que twitter que gana 5 puestos y que, al fin y al cabo, es un microblog. parece que esto va a ser el futuro: todos seremos contertulios e incluso, generadores de noticias

el país le pasa a el mundo pero marca sigue siendo el periódico más leído en la red. rtve ha ganado posiciones por su mayor interactividad y su opción de ver sus programas en la web justo después de ser emitidos. me sorprende que la ser u onda cero no aparezcan

muchas páginas de descarga en la lista. ¿qué pasará con la retirada de megaupload? ¿seguirán el mismo camino el resto de páginas? aquellas páginas que hagan un verdadero streaming a un precio razonable (hablo de 1€ por película o una cuota mensual de unos 20€, más o menos), se puede llevar el gato el agua y ganar mucho, mucho, mucho dinero. el que esté listo (o sepa negociar con productoras y artistas), se hace de oro

solo una pagina de sexo en la lista y en una posición poco ventajosa (a ver si adivinais cual es). quizás es que mucha gente se lo bajaba desde megaupload

¡menuda aparición la de amazon! en unos pocos meses ya es la número 25. va a ser interesantísimo como evoluciona en 2012, una vez pasada la novedad pero con todo un año para analizar. creo que va a estar en el top 10 y me juego una cerveza a que llega al top 5

y mi ultima reflexión es sobre infojobs, que sube 12 puestos: imaginaba una mayor subida y que aparecieran  más páginas de búsqueda de empleo. o la gente aun no se ha concienciado de que el trabajo se encuentra en internet (como tantas otras cosas) o es que infojobs se ha hecho el amo y señor de ese nicho


jueves, 19 de enero de 2012

confianza

me he decidido a escribir mi opinión sobre nuestra crisis económica. obviamente, no soy economista ni especialista en mercados financieros. pero quiero escribir desde mi percepción, sin ni siquiera tirar de hemeroteca ni buscar información en internet. simplemente lo que pienso y lo que opino

creo que esta crisis es una crisis de confianza. confianza del uno en el otro y no solo entre bancos o entre países, sino también entre nosotros mismos. hubo demasiada confianza en los años de bonanza económica y los gobiernos creían que nunca acabaría esos días de rosas. creían que el auge de la construcción iba a durar para siempre y que los precios nunca caerían. quizás pensaron que los precios nunca bajarían y que seguirían subiendo para siempre. y nosotros también lo creímos. nos creímos la mentira de que un piso es una inversión segura y que ganaríamos una gran plusvalía en 6 meses. nos pasamos de listos y lo estamos pagando ahora

pero en aquel entonces (principios de siglo), todo era bonito. todos podíamos ganar dinero. cualquiera podía ganar 3000€ al mes. casi eras tonto si no ganabas eso. cualquier chico de 16 años prefería irse a trabajar a la construcción por 2000€ como peón antes que seguir estudiando. todo el mundo cambiaba de coche cada muy poco tiempo (y muchos ampliaban su hipoteca para pagarlo). todos los restaurantes estaban llenos. todos los spa estaban ocupados. todos nos íbamos de viaje. todos gastábamos lo que no teníamos. era lo que yo llamaba el ‘efecto beckham’ (sin que tuviera ninguna culpa el chico): todos queríamos vestir como él, llevar su coche, ir a los restaurantes y discotecas que él iba, ir de viaje a donde él iba, etc. todos queríamos ser lo más parecidos a beckham (o a victoria). recordad como nos parecíamos a él: mismo corte de pelo, mismo tipo de ropa, etc. y para lograrlo, muchos pedían créditos para comprarse un deportivo, para ir a un restaurante de lujo, etc. todos queríamos aparentar, todos queríamos vivir por encima de nuestras posibilidades. para el comercio (de todo tipo) era buenísimo ya que la economía se movía, el dinero cambiaba de manos. incluso el dinero que no existía (créditos)

en esa época construimos una pirámide invertida: el pico estaba en la base, con lo que no era firme. y al final, se derrumbó. el principio del fin fue la quiebra de lehmann brothers. alguien dejó de creer en lo que vendían: el pago de las hipotecas.  alguien dejó de creer en que ‘comprar pagos de hipotecas’ (la seguridad de que yo iba a pagar mi hipoteca y que iban a cobrar parte de mis intereses). ya no era seguro ese movimiento de dinero (y de deuda) por todo el mundo; ya no querían invertir en algo que no era real, que no existía, que no se podía tocar ni siquiera usar. lehmann se derrumbó y arrastró a los bancos. los mercados ya no invertían en ellos, ya no confiaban en que los clientes de los bancos iban a pagar su hipoteca y sus préstamos. retiraron fondos. los bancos necesitan fondos, con lo que empezaron a achuchar a aquellos que empezaban a flaquear en sus pagos (empresas y particulares). las empresas no tenían dinero: no invertían en nuevos puestos de trabajo, en comprar maquinaria. los particulares, como las empresas recortaban porque no tenían dinero, empezaron a no pagar sus préstamos. como no pagaban sus préstamos al banco, el banco no prestaba. como no prestaba y no iban a recibir más dinero (amén de que sus ya deudores no les pagaban), los mercados no invertían en bancos. y suma y sigue

¿por qué empezamos a no pagar a los bancos? porque debíamos demasiado. pensábamos que siempre íbamos a ganar dinero. nuestro piso siempre iba a valer más; estábamos seguros de que íbamos a ascender en nuestro trabajo (¡nunca pensamos que lo podíamos perder!) o que la empresa que habíamos montado hace poco (muchas veces, sin tener ni idea del sector en el que nos metíamos) iba a ganar dinero como nuestro vecino. nos confiamos. y en cuanto nos empezaron a tocar el bolsillo, empezamos a desconfiar. de la confianza absoluta pasamos a la desconfianza total. todo cambio de un día para otro

ahora echamos la culpa a los mercados y a las agencias de rating. es cierto que las agencias de rating han sido (y son) los corsarios del siglo XXI. corsarios porque tienen patente de corso de los gobiernos para hacer y deshacer, para decir que país era una buena opción para invertir y cual no. ¡qué contentos estábamos cuando nos ponían por las nubes! y como nos quejamos ahora que nos tiran al suelo. pero hemos sido nosotros quienes les hemos dado el poder, quienes hemos asumido que sus estudios y análisis son los correctos. si ellos dicen que yo no soy fiable, ya no soy fiable para nadie. aunque no haya dejado de pagar o que no haya perdido el trabajo. ellos dictan sentencia porque les hemos dado el mazo del juez

el dinero es miedoso. quien lo tiene, no quiero perderlo. ya no quiere inversiones raras y poco claras. ya no quiere moverse por moverse y que cada vez alguien cogiera su pellizquito para él (subiendo comisiones) sin ‘hacer’ nada. ahora quiere ir a una casa segura, con su chimenea y estar tranquilito durante una temporada. es lo que está pasando ahora

¿soluciones? creo que pasa por una vuelta a lo básico. soy una empresa que fabrico esto, que es un buen producto por una serie de razones y que la gente puede comprarlo porque lo va a usar; soy una empresa que doy este servicio y con este servicio que presto, otros van a tener una satisfacción por la que quieren pagar o es un servicio con el cual otro va a ganar dinero. sin este enfoque realista y anticuado (sí, anticuado), no hay futuro. ya se ha demostrado que esas empresas sin nada detrás, sin nada que ofrecer, no valen para nada. ya nadie quiere castillos en el aire: quiere que lo que compra le sirva para algo y le satisfaga. yo, como empresa y como particular, tengo que ofrecer algo al mundo: no puedo seguir haciendo lo que he estado haciendo hasta ahora, sin incrementar el valor de lo que ofrezco. tengo que estudiar, invertir en mi producto, hacerlo mejor, novedoso, diferente, útil. si no lo hago, otros lo harán y me pasarán por encima. no valdré para nada
 
¿cómo llevar a cabo esta solución? creo que los gobiernos deben dejar de confiar en las agencias de rating. tienen que presentarse de una manera realista al mundo: esto es lo que tengo y esto es lo que voy a hacer. mostrar sus cuentas claras y hacer políticas para que el dinero vuelva a moverse porque ese dinero confía en mi país, en mis empresas, en mis habitantes. no podemos caer otra vez en el error de mover el dinero porque sí. no podemos volver a caer en la tentación del dinero rápido, de la construcción, del movimiento de capitales. no funciona. tenemos que crecer como país y apostar por una mejor preparación de nuestros ciudadanos y por dar al mundo unos productos realmente eficientes. si no lo hacemos, si seguimos como hasta ahora, nos aplastarán y nos pasarán por encima. por esto, el gobierno tiene que ayudar (no subvencionar) a que los empresarios puedan invertir en formación y tecnología…pero siempre que los empresarios inviertan en mejorar su negocio. últimamente veo una tendencia a equiparar competitividad (me comparo con otros países), recortando sueldos, puestos de trabajo, etc. es decir, yo como empresa tengo que tener un beneficio de 10; ahora tengo unos ingresos de 12 y unos gastos de personal de 4; ergo, si recorto 2 en personal (sueldos o puestos de trabajo), ya tengo mi 10 de beneficio. si los empresarios caen en ese error, en ser un país del tercer mundo, volveremos a las andadas

en resumen, o vamos hacia delante con un esfuerzo basado en el trabajo y en la productividad (que nosotros y nuestros productos tengan más valor) o no saldremos de la crisis. porque de esta salimos, seguro. la pregunta es si saldremos con las dos piernas o saldremos mutilados

(espero que haya sido lo suficientemente coherente porque no lo he corregido)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

los golfos apandadores (mi historia con una financiera)

hace unas semanas, escribí un post (lobos por corderos)sobre mi experiencia con una financiera que trabaja para una agencia inmobiliaria de madrid donde dejé la señal para la compra de un piso. como ya os dije, la financiera no es externa a la agencia, si no que forma parte del mismo conglomerado de empresas. y hoy os dejo otro post para que veáis como esta la situación a día de hoy

nos quedamos en la reunión de aquel viernes (finales de noviembre). ¿qué pasó en esa reunión? me hicieron sus cuentas para demostrarme que su opción era la mejor y que íbamos a ahorrar dinero: las cuentas del gran capitán. yo ya les envíe 'mis cuentas' y eran totalmente diferentes a las suyas. es decir, al incluir su comisión, no había ahorro. no voy a decir que me tomaran por tonto, porque no fue así, pero no se querían dar cuenta de que no, que sus cuentas no me convencían. como tampoco me convencían sus explicaciones sobre porque, al haber aprobado las operaciones las operaciones por su cuenta y riesgo en los bancos, ahora yo ya no podía hacer nada con ellos. según ellos, al presentarme las ofertas tenían que estar seguros de que las operaciones estaban aprobadas y que no habría sorpresas. lo cual no es cierto, porque las operaciones estuvieron aprobadas dos semanas después de que me presentarán la operación. es decir, me mintieron en mi cara...pero sin reconocerlo. finalmente y tras la perdida de tiempo de la reunión (porque fue una autentica perdida de tiempo y ellos no iban a hacer nada para dejarme trabajar con mi banco en libertad), quedamos en que me llamaría la directora de su mejor oficina para explicarme que las condiciones (que eran las mismas que había conseguido yo). también hubo un amago en bajar la comisión de la financiera para llevar a cabo la operación, a lo que me negué (días después me negaron esa posibilidad)

este caso me llamaba la atención por que las mismas condiciones que habían conseguido ellos, las había conseguido yo en mi sucursal (aunque después me las negaran en esa sucursal). así que fui a otra oficina diferente de esa entidad a preguntar, no las condiciones sino si las condiciones son para mí o para la financiera. acudí a una tercera sucursal e hice esa pregunta: '¿las condiciones son para mi o para la financiera?'. el bancario que me atendió me aseguró que las condiciones me las daban a mí, sin importar quien presentara la operación (una finaciera, mi padre o el sursum corda) porque el riesgo que corría el banco al darme la hipoteca era en función de mis ingresos, estabilidad laboral... y la financiera, por mucho que presentara la operación, no iba a avalar los pagos. se interesó por la operación (imagino que con afán comercial) y me buscó en su base de datos. mientras miraba las condiciones hipotecarias (estándar, según él), llamó a la directora de la sucursal donde la entidad financiera había presentado la operación. después de hablar con ella, cambió su discurso a medias: esas condiciones, aunque eran para mi, estaban desactualizadas porque habían pasado unas semanas y ahora yo sólo podría tener esas condiciones a través de la operación de la financiera. me sonó a amenaza de la otra directora (lo que hizo que haya desechado a esta entidad para hacer cualquier operación en el futuro)

mi bancario me llamó para decirme que mi situación en el bbva estaba 'jodida' para pedir otra hipoteca porque ya tenía una concedida y eso, al banco, le parecía poco serio. pero que iba a ver lo que podía hacer. días después me dió unas condiciones diferentes a las de la financiera y a las que me había dado anteriormente. ni mejores ni peores realmente, simplemente diferentes. eso sí, yo tenia que escribir al banco una carta de renuncia de la otra hipoteca. claro, que nuestro miedo era que, aunque sea una operación diferente, la financiera se pudiera meter por el medio y exigirnos una comisión (por un trabajo no realizado en este caso)

parece que ya estamos en la recta final del proceso. al final, vamos a hacer la hipoteca con el banco popular (el banco con el trabaja la familia de mi novia) porque piden menos vinculaciones que ninguno y es de los mejores diferenciales: apertura: 0,75%; tipo inicial: E+1% 12 meses; resto: E+1,30% con nomina, seguro de vida (anual) y seguro del hogar (muy competitivos). a ver si son rápidos (nos han prometido que sí) porque tenemos que escriturar antes de fin de año

¡se me olvidaba! como ya no hacíamos la hipoteca de la financiera, ahora nos pedían un cambio en la forma de pago...a lo que nos hemos negado pero no has parecido el colmo de su actitud mafiosa. están acostumbrados a tratar con gente que, por su situación, aceptan cualquier condición porque ningún banco les aprueba la hipoteca y la financiera se aprovecha de eso. pero cuando dan con dos personas normales, con unas condiciones normales (no nos ha rechazado ningún banco), intentan hacer lo mismo y le sale rana

a ver si acabamos de una vez...

pd: mi novia ya está preparando la denuncia en la ocu

lunes, 28 de noviembre de 2011

mima tu producto

la industria discografica está bajo mínimos (me río del crack inmobiliario en comparación). en gran parte debido a las descargas 'ilegales' y en gran parte debido a la falta de mimo de su 'producto'. ¿a qué me refiero? imagináos que un día vais al museo del prado y queréis ir a ver las meninas; llegáis a la sala y en lugar de encontraros el cuadro en todo su esplendor, con una iluminacion cuidada y con el silencio que (a veces) hay, os encontráis una burda reproducción de la mitad de su tamaño y practicamente a oscuras. diríais '¿asi voy a ver yo el cuadro? para eso me compro una postal'. exactamente eso es lo que le ha pasado a las disqueras: en lugar de darnos arte, nos han querido dar mercancía de usar y tirar. no cuidan el continente (pestañas que se rompen; mala calidad de los folletos, cuando los hay; discos amontonados en el carrefour...) ni el contenido (cada vez peor calidad de sonido; no se cuida la imagen del grupo/solista; se graba cualquier canción con arreglos cada vez más caducos y previsibles...)

pero aun quedan artistas que de verdad cuidan al publico. y uno de ellos es enrique bunbury. pongamos el ejemplo de su ultimo trabajo, 'licenciado cantinas', un disco de versiones de canciones populares americanas. aunque no puedo juzgar la calidad del disco todavía (sale a la venta en diciembre), al menos si que podemos observar como ha dado a conocer su single, 'ódiame'. primero se dio a conocer en radios y sacó a la luz un teaser de su vídeo, como si de una superproducción hollywoodense se tratara



hoy nos deja ver un adelanto del cortometraje que ha realizado alexis morante sobre el personaje del licenciado cantinas y sus peripecias y que se estrenará el 29/11/2011. aun no sé si este adelanto será el video oficial pero tiene una calidad dificil de ver no solo en españa si no en todo el mundo (no lo comparéis con las superproducciones tipo 'el video del millon de dolares' de guns 'n' roses, 'estranged')



antes de todo esto, nos enseñó en cuatro minidocumentales el proceso de grabación del disco (puedes verlo en mi post las venas abiertas del licenciado cantinas )

¿venderá más bunbury por esto? no tiene porqué. pero sí que ratifica su personalidad de artista de culto, ajeno a las modas y con una carrera de largo recorrido. que es lo que al final, todo artista quiere: vivir de su arte durante toda su vida. y lo consigue no sólo dando un 'producto' de calidad (sus discos) sino dando más que el resto: una imagen propia y un cuidado nada habitual de la presentación de sus canciones. ya hemos visto lo que ha hecho para este nuevo disco: cuatro minidocumentales, un corto, .... usando internet, por ahora, como medio para dar a conocer todas estas acciones publicitarias (¿será que ninguna tv quiere darlo? ¿o será qué internet es el medio por donde la música va a funcionar a partir de ahora?). ¿resultado? gira por eeuu de 10 fechas (y no es la primera) y varios sold-out en su gira española (y todo ésto sin haber sacado el disco)

y no es amor de madre...

pd: ya sabéis cual va a ser el vídeo del viernes, ¿no?

jueves, 24 de noviembre de 2011

el regreso del conservadurismo económico


esta doctrina facilitó la desregulación de los mercados que llevó a la crisis. se pensó que eso sería su acta de defunción. pero no: sigue ahí con la fórmula de la "austeridad", que ha producido una recaída en la recesión 


resulta sorprendente lo que está ocurriendo con el conservadurismo económico. cuando muchos suponían que la crisis de 2008 sería su certificado de defunción, ha vuelto a levantar el vuelo, cual ave fénix, y a determinar las políticas económicas de nuestros países. ahora bajo la fórmula de la "austeridad". dado que la crisis parecía ser la oportunidad para que las políticas progresistas tomasen la revancha a dos décadas de hegemonía conservadora, su rápido retorno es un hecho intrigante. vale la pena intentar comprender las razones y su posible evolución


el conservadurismo económico es una doctrina del gobierno de la economía que se caracteriza por tres rasgos principales. primero, la creencia en las virtudes del mercado libre y la desconfianza en la política reguladora. segundo, la inquina contra el gasto social. y, tercero, la pasión por la reducción de impuestos que gravan la renta y riqueza de grupos sociales acomodados


como doctrina, el conservadurismo no es exclusivo de los partidos de derechas. de la misma forma que en la posguerra hubo un amplio acuerdo político sobre la necesidad de la regulación pública ("todos fuimos keynesianos"), en las últimas décadas ha existido un consenso conservador, especialmente respecto a la fe en el mercado desregulado y las reducciones impositivas (¿recuerdan?: "bajar impuestos es de izquierdas")


ese consenso conservador facilitó la desregulación de los mercados financieros. el "genio" de las finanzas, al que se había encerrado en su lámpara después de los destrozos que ocasionó en la crisis de 1929, volvió a campar a sus anchas. cual moderno dios omnipresente y omnisciente, se le atribuyó la virtud de asignar eficientemente los recursos y la condición de "vigilante de las políticas". pero lo que en realidad hizo fue provocar una burbuja de crédito y una exuberancia económica irracional como no habíamos visto desde aquella crisis


sin embargo, durante una década el conservadurismo pareció funcionar. la combinación de expansión económica con baja inflación -la "gran moderación"- le daba credibilidad. eso sí, había que cerrar los ojos a lo que estaba ocurriendo con los precios de los activos inmobiliarios y el riesgo bancario


¿cómo no se vio la tormenta que se estaba formando? no hay una causa única. pero, como sostenemos en un libro reciente, la gran moderación, unida a la desaparición del socialismo soviético, el enemigo histórico del capitalismo, hizo al conservadurismo arrogante. y esa arrogancia cegó a sus partidarios -ya fuesen académicos, analistas, inversores, políticos, altos funcionarios o responsables de los bancos centrales-. todos creyeron -creímos- que ya sabían cómo evitar los ciclos económicos y que el capitalismo sin control alguno reinaría hasta el fin de los tiempos. era el "fin de la historia"

esa arrogancia, y la incapacidad política de la administración de bush para evitar la quiebra de lehman brother's y para contener la gran recesión que se avecinaba, llevó a muchos a pensar que la crisis de 2008 sería el certificado de defunción del conservadurismo y que pronto veríamos un nuevo equilibrio entre políticas y mercados. un new deal


en un primer momento pareció que iba a ser así. recordando lo sucedido en los años treinta, todos los gobiernos y bancos centrales del g-20 coordinaron sus acciones para poner en marcha políticas fiscales y monetarias que sirvieron de motores auxiliares para compensar la agonía del motor privado de la economía. y funcionó. las economías occidentales levantaron el vuelo a finales de 2009. el recuerdo de la historia nos salvó


pero fue un espejismo. el conservadurismo volvió, sobre todo en europa, a partir de la primavera de 2010 bajo la formula de la "austeridad". y volvió con la rage de vouloir conclure, esa rabia que gustave flaubert consideraba una de las manías más funestas y estériles de los humanos, y que alberthirschman ha utilizado para referirse a la pasión que anima a algunos políticos de "arreglar los problemas de una vez por todas"


¿cómo habiendo sido la causa de la crisis, el conservadurismo pudo postularse como su solución? porque ha sabido interpretar la aparición del déficit fiscal y del problema de la deuda, cuya causa real es la propia recesión económica y el rescate de los bancos, como el efecto de una crisis fiscal del estado de bienestar. haciendo verdad que el que gana la batalla de las ideas domina las políticas, una parte de la sociedad ha comprado esta visión


el corolario político de esa visión ha sido la política de austeridad compulsiva y generalizada. aplicada tanto al ámbito privado como al sector público; y tanto a todos los países sobreendeudados como a los que no. la consecuencia ha sido someter a la economía europea a un shock de demanda


siendo la consolidación fiscal un objetivo irrenunciable cuando el déficit y la deuda se desbocan, la obsesión por alcanzarlo en un periodo corto de tiempo, y por encima de cualquier otra consideración, constituye un dislate. el resultado era previsible: el estancamiento. los datos que están apareciendo estas semanas así lo confirman. la economía ha recaído en la recesión


si era previsible, ¿por qué nuestros gobiernos han actuado de esta forma? el conservadurismo lleva a los gobiernos a actuar por consideraciones ideológicas, más que por un análisis serio de las consecuencias que sus acciones tienen sobre la realidad. pensaban que la austeridad, además de corregir el déficit, sería una política expansiva. pero eso es un wisfull thinking, una ilusión. el caso más claro es el experimento inglés de david cameron. ha llevado a la economía británica al estancamiento


a la vista de esta cruda realidad, ¿cuál es el futuro del conservadurismo? hay una leyenda antigua que afirma que el cisne emite el canto más intenso y melodioso como premonición a su propia muerte. ¿será la austeridad el "canto del cisne" del conservadurismo? ¿veremos ahora, por fin, una mayor autonomía y activismo de la política frente al dictado de los mercados y la inacción de los gobiernos? es posible. ocurrió en los años treinta cuando franklind. roosevelt, viendo la recaída de la economía en la recesión como consecuencia de la austeridad, cambió radicalmente de política formulando su famoso new deal. hoy necesitamos políticos a lo roosevelt, con la valentía para decir que "a lo único que hay que temer es al miedo" a cambiar de política


pero, como analizamos con detalle en el libro mencionado, hay factores que dificultan un cambio de política económica. en primer lugar, los intereses de la industria financiera y la inercia de las viejas ideas (en la academia, thinktanks y núcleos de altos funcionarios de los gobiernos y bancos centrales); segundo, el que la crisis no ha traído aún un nuevo interés por la vita activa (la implicación en los asuntos públicos) frente al individualismo conservador; tercero, la pervivencia de la desconfianza conservadora en la política y el estado democrático; y, cuarto, la falta de innovaciones políticas en materia de distribución de la renta


algunos de estos factores parecen estar cambiando. de londres a madrid, de nueva delhi a tel aviv, de santiago de chile a nueva york, un creciente activismo ciudadano está anunciando una reducción de la tolerancia a la desigualdad. por otro lado, los últimos sucesos de grecia señalan la existencia de límites políticos a las decisiones económicas


asistimos, por tanto, a una pérdida de legitimidad democrática del conservadurismo y a un retorno de la vita activa. ojalá la doctrina de la austeridad sea el canto del cisne del conservadurismo económico antes de su sustitución por un nuevo new deal entre políticas y mercados. hay muchas razones para desear que sea así

(extraído de elpais.com. escrito por antón costas y xosé carlos arias)