lunes, 7 de marzo de 2011

esperanza

mi época favorita de la historia es la revolución francesa. por dos motivos: el primero, porque era el fin de la época absolutista y marcaba el punto de inflexión por el que nacía (de nuevo) la democracia en europa; y el segundo motivo es la forma tan pasional en que se produjo (o al menos, como nos la contaron)

pero por desgracia, las revueltas de túnez, egipto y libia no me están llegando tanto. y no me están llegando tanto porque, en mi opinión, en ellas no se dan  los dos motivos iniciales. no ha sido una revolución en todo el mundo árabe y temo que lo pueda venir en algunos casos sea peor que lo que se va; habría sido una perdida de tiempo, esfuerzo y vidas humanas si para quitar a un dictador llegara un régimen islamista radical. sería como salir de málaga para meterse en malagón. y, exceptuando egipto, no me ha llegado al corazón estas revueltas. y seguramente habrá habido momentos intensos, casi líricos, pero los medios de comunicación no nos los han sabido transmitir (sobre esto se podría hablar tanto...)

además, como en la revolución francesa, estas situaciones nos han repercutido en nosotros de forma directa en dos vertientes antagónicas. la vertiente positiva es que los ciudadanos tunecinos, egipcios y libios nos han demostrado que la gente unida con una idea clara y positiva puede realmente cambiar no solo un gobierno, si no una forma de gobierno que les oprime. nos han dado esperanza en nosotros mismos. la vertiente negativa es, aparte de la perdida de vidas, el perjuicio económico que nos ha generado. carlos salas nos explicaba como las revueltas nos han influido directamente en nuestra economía en un articulo de su blog

lo único que espero que estas revueltas hayan servido para algo y que lo que salga de ahí sea mejor

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