miércoles, 5 de octubre de 2011

portugal

mis vacaciones de verano (¡qué lejanas! ¡y cuánto he tardado en escribir sobre ello!) las he pasado en parte en portugal. exactamente en nazaré. es una ciudad costera, turística, sin encanto pero bien comunicada con las zonas que queríamos ver. nos sirvió de base de operaciones y poco puedo destacar de ella excepto la parte alta, donde está el faro y magníficas vistas) y el restaurante taberna d'adelia, con mucho el mejor de la ciudad y donde recomiendo la caldereta de pescado (realmente buena). reservad antes o esperad más de media ahora
como no tengo mucho más que contar sobre la ciudad, os detallo donde estuvimos moviendonos con el  coche (sí, el combustible es mucho más caro que en españa; no, los portugueses no conducen tan mal)

  • aveiro: la llaman la venecia portuguesa, pero es mucho llamar, la verdad (aunque también tengan góndolas). hay un paseo bastante bonito desde el canal hacia la zona del ayuntamiento, donde han dado un lavado de cara a sus calles que les sienta realmente bien. la zona antigua también tiene su encanto, pero entre que llovía y que llevábamos en pie un montón de horas, no nos pareció una maravilla. comimos en o batel, un pequeñito restaurante ambientado como un barco, que nos gustó bastante

  • alcobaça: visita obligada por su monasterio cirtenciense, santa maría de alcobaça. magnifico se queda corto para definirlo: excelentemente conservado, puedes pasear por sus estancias y dejarte enamorar por su luz (id por la mañana, en domingo a ser posible). dentro del monasterio están las tumbas de pedro I e inés de castro y no te puedes ir sin ver ese trabajo minucioso y monumental (¡tened en cuenta que es una tumba!). no vimos mucho del resto de la ciudad (y nos quedamos con las ganas), pero la plaza del monasterio con sus terrazas en uno de sus extremos, te invitaban a quedarse durante todo el día observando el ir y venir de sus gentes

  • batalha: muy cerquita de alcobaça, batalha posee otro monasterio, santa maría de vitoria (en honor a la victoria de las tropas portuguesas sobre las castellanas en la batalla de aljubarrota; en realidad, el nombre de la ciudad viene de esa batalla) que no tiene que desmerecer al de alcobaça. en especial, sus capillas imperfectas (mala traducción del portugués al español; sería mejor decir inacabadas): el rey se quedó sin dinero y no pudo terminar de rematar una de sus torres. a parte de su belleza gótica, me pareció muy especial encontrarme allí, sin tejado y sentirme como si aún estuviera en obras y al día siguiente reanudaran el trabajo. os recomiendo comer en burro velho, a la salida de las capillas imperfectas: el arroz de marisco estaba realmente sabrosísimo y la ternera jugosa y en su punto (tardan bastante en servir, pero merece la pena)

  • tomar: de batalha a tomar (¡buff! es un camino bastante malo por carreteras secundarias), donde nos esperaba el convento de cristo, uno de los últimos monasterios del temple. llegamos justitos por la tarde pero (otra vez) mereció la pena el viaje y el calor. ¡enorme! tanto por tamaño (uno de los más grandes de europa) como por su sobria belleza, pasando de un claustro a otro y visitando todas las estancias (celdas, cocinas, etc) del monasterio. a destacar las vistas de la sierra desde la azotea y la ventana del capítulo, ejemplo excelso del estilo manuelino (allí aparece la jarretera, que despues daría nombre a la orden de la jarretera)

  • sintra: sí, es muy bonita sintra pero está saturada de turistas (también era agosto, vale) con lo que no pudimos disfrutarla al máximo. primero fuimos a quinta da regaleria, una villa que mandó construir un indiano en el siglo XIX. hay que decir que el hombre estaba un poco chalado, con lo que todo lo que construyó tiene un tipo de arquitectura modernista muy particular. pero es un privilegio perderse por sus jardines y encontrarte de repente con el pozo iniciático o con su capillita. un lugar maravilloso para dejar volar la imaginación en una tarde calurosa. depués fuimos (en autobús...no os perdáis el viaje) al castillo da pena. sin tener nada que ver con la quinta da regaleira, yo vi ciertas semejanzas entre ellas. creo que es porque el castillo es una mezcla de estilos(neogótico, neomanuelino, neoislámico...) que también le da el aire de cuento de hadas que tiene la quinta. la visita al castillo no aporta mucho pero es imprescindible para llegar a la capilla (¡menudas vistas!) y a la terraza del primer piso. no nos dio tiempo a hacer más y nos faltó pasear por las calles revueltas de sintra. pero lo dicho: muchos turistas


  • lisboa: aunque el plan era pasar dos días en lisboa, al final tuvimos que hacerlo en uno. obviamente, fuimos un poco al trote y no pudimos saborear la capital del tajo. pero esto es lo que hicimos: bajamos andando la avenida de la liberdade desde la plaza del marques de pombal hasta la estación de trenes do rossio (no entréis a verla: la fachada neomanuelina es preciosa, pero el interior es totalmente moderno); bajamos por la rua da prata (llena de comercios) hasta la praça do comercio (donde vimos la estatua de jose I y el arco triunfal, que nos llamó la atención porque estaba viriato) y desde allí, ver el tajo en todo su esplendor (realmente, es un mar que nace de una montaña); volvimos hasta el elevador de santa justa, que aunque tienes que esperar y la entrada (es subir en ascensor, no esperéis otra cosa) es cara, las vistas de toda lisboa merecen la pena desde su mirador; el elevador te deja en el convento del carmen, puerta del chiado, barrio tradicional de lisboa, animado y con comercios de vanguardia y donde está el café a brasileira, donde era un habitual pessoa (y hay una estatua que lo recuerda); anduvimos hasta la casa dos bicos (con su fachada de piedras talladas en forma de diamante) y comimos en a tasca da sé (por fuera no parece gran cosa, pero os lo recomiendo para comer un muy buen bacalao y beber su café con chocolate); después de comer, nos acercamos hasta la (está al lado), pequeña y acogedora catedral de estilo románico que encandila por su sencillez; como estábamos por allí, paseamos por la alfama, el barrio populoso y bohemio de lisboa (¡incluso oímos fados!) por la calle de los anticuarios; como estábamos realmente cansados, cogimos uno de los famosos tranvias amarillos lisboetas para enlazar con otro más moderno (¡sin aire acondicionado!) que nos llevó a belem para ver el monasterio de los jerónimos: si he alabado los monasterios de tomar, batalha y alcobaça, me quedo sin palabras para describir los jerónimos; sólo puedo decir que su claustro (seguramente) es uno de los más bonitos del mundo: tenéis que verlo aunque solo sea una vez en la vida. dejamos muchas cosas por ver en lisboa, pero la impresión que me dejo es que es una ciudad más viva y moderna de lo que se cuenta por ahí


  • obidos: es un pueblo amurallado que conserva su aroma histórico (aunque perdió gran parte de sus edificios en el terremoto de 1755). estuvimos dando vueltas por sus calles y plazuelas e incluso subimos a recorrer su muralla (nota para los que sufrimos vértigo: una vez que te subes, no puedes bajar hasta que no la recorres casi entera; ¡lo pasé fatal!). obidos es un buen lugar también para hacer las compras de productos típicos ya que tienes de toda clase y condición (sobre todo encajes y porcelanas). también compramos unas botellas de ginja, un licor muy dulce hecho de cereza.en obidos no parareis de hacer fotos a rincones especiales o a casas cubiertas de flores

  • san martinho do porto: unos compañeros portugueses me lo recomendaron pero ya habíamos elegido nazaré como centro de operaciones. he de decir que nos equivocamos. aunque san martinho es también un pueblo costero turístico, allí todo parecía tener otro nivel. su playa es extensa y tiene la suerte de que el agua es templada a diferencia del resto del atlántico (gracias a que está justo debajo de la nariz del mapa portugués). sus edificios son más modernos y todo está más cuidado que nazaré. incluso tienen algunas casonas antiguas que realmente le da a esta pequeña ciudad un encanto muy especial. si volvemos por la zona en verano, este será nuestro campo base 


 como habréis leído (si es que habéis llegado hasta aquí), portugal es un país que tiene encanto, algo que lo hace especial. la gente es muy amable (aunque no lo parezca al principio) y siempre te va a sacar del apuro. solo un par de cosillas más:
  • toda la comida está muy salada y muy hecha comparada con la de españa. esto nos llama la atención a los amantes del pescado, que siempre tendemos a comerlo poco hecho. pero es acostumbrarse (a lo salado, no, no te acostumbras)
  • sí, el bacalao está buenisimo. en todas sus variantes y en todos los restaurantes. también los arroces (en especial el tamboril, con todos los mariscos que encuentres) les salen muy bien en esta zona de portugal
  • los entrantes: cuando te sientes a la mesa veras que te han dejado encima unos panecillos con mantequilla, crema de anchoas, aceitunas, etc. no es un regalo, solo son los entrantes (te los cobrarán, 2€ por cabeza)
  • coged siempre autovías o autopistas: los españoles no estamos acostumbrados ya a las carreteras nacionales y son un suplicio. no son muy caras
  • si veis a viejecitas en las carreteras cerca de la costa con un cartel, no os asustéis: alquilan habitaciones a turistas y no se les ha ocurrido otra manera de darse a conocer 
estuvimos en el hotel miramar y os lo recomiendo si queréis tranquilidad y estar alejados del bullicio. está en el barrio alto y no oiréis ni una mosca. la piscina cierra tarde y es muy divertido desayunar con dos gaviotas esperando a que les des comida en la terraza. lo peor es el restaurante, caro y malo y que no tiene piscina climatizada como nos habían dicho (en realidad sí la tiene el otro hotel miramar, de la misma cadena, a unos 2km a las afueras del pueblo; id en coche (no andando como nosotros)

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